La prensa rosa, en sus distintos formatos, ha sido comentada algunas veces por aquí, y cualquiera que haya leído esas entradas, sabe de sobra que Aquí hay tomate es un espacio que, personalmente, me causa bastante asquito: desde los impresentables presentadores (a los que sólo les falta salivar cuando dan alguna “noticia”) hasta los reporteros, que a la vista de lo que cuentan las crónicas sobre el medio, están ahí de curritos que esperan currar y no ser currados por los hastiados componentes del famoseo y pseudofamoseo. Así pues, servidor, después de haber visto lo justo y necesario para concluir que con programas como ése no se requiere ningún tipo de vomitivo, decidió pasar del tema y de cadena.
El problema viene cuando le piden, por favor, en casita, que si puede uno grabar el episodio de turno de Yo soy Bea y mientras lo hace, pilla los últimos coletazos del espacio en cuestión, donde salen las fotos en pelota de una moza de buen ver que, dicen, es la novia de este ilustre señor cuyo retrato preside el Vicerrectorado de I+D+I de la Universidad de La Laguna y que, dicen también, se dedica a actividades no muy edificantes. Miro el reloj y compruebo que aún no son las cuatro de la tarde. ¿No estamos en horario protegido? ¿Algún directivo telecincuente ha caído en la cuenta de que estamos en verano y que a esas horas, la chavalería está en casita? ¿O es que, también durante la temporada estival, la audiencia bien vale un cubo de estiércol o dos?
Antes, se decía que la televisión bajaba el listón en verano: era la época de los espacios playeros, los magacines y las series de acción. Ahora, francamente, me resulta casi imposible distinguir entre la programación estival y la del resto del año.
Actualización: En lo que arranca el culebrón telecincuente, han anunciado que en el programa que viene después, un grafólogo (sic) analizará la personalidad de Paris Hilton en base a una carta manuscrita que ha enviado a una fan. No les basta con pasarse por la piedra el código deontológico televisivo, sino que también les da por fomentar una patochada como ésa que dice que según cómo escribimos se puede deducir nuestra personalidad. Premio “burro del año” al que se haya dejado colar semejante gol por toda la escuadra.
Enviado por lcapote a las 02:46 | 0 Comentarios | Enlace
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