Título: Saint Seiya. Los Caballeros del Zodíaco. Capítulo de Hades: Elíseos Edición original: 2008-Toei Animation Edición España: 2012-Selecta Visión Idiomas: Español (2.0 Dolby Digital, 5.1, Dolby Digital, 5.1 DTS), Japonés (2.0 Dolby Digital); subtítulos en español Formato: 4:3 Precio: 14,95 euros (variable según tienda y formato). Serie de seis episodios distribuidos en dos discos DVD / blu-ray Penoso, lamentable, patético, cutre, impresentable, digno de sonrojo y provocador de vergüenza ajena. Éstos y otros adjetivos son los que se vienen a la mente con esta adaptación al anime de los capítulos finales del manga Saint Seiya. Después de seis años y de un comienzo impresionante, la sucesión de ovas ha ido en línea descendente –o más bien decadente- hasta desembocar en estos seis capítulos finales que constituyen, con diferencia, lo peor de la franquicia. Este sexteto de despropósitos recoge la última parte de la batalla final contra Hades. El sacrificio de los caballeros de oro (de los vivos, de los no vivos y de los redivivos) ha abierto un boquete en el muro de las lamentaciones y mediante el sistema del butrón, los caballeros de bronce penetran en el nexo interdimensional que puede llevarles hasta los campos elíseos. Después de despachar a los últimos espectros, Seiya y compañía se disponen a armar bulla en ese paradisíaco lugar para liberar a una cautiva Atenea. Los dioses helenos de la guerra y la defunción se enfrentarán, quizá por última vez, pero entre este objetivo y los apaleados caballeros se interponen los dos servidores directos del señor del inframundo: las deidades gemelas de la muerte y el sueño, Tánatos e Hipnos. En honor a la verdad ha que decir que estos capítulos constituyen una fiel adaptación de una historia que en esta parte final ya flojeaba. Masami Kurumada nunca ha sido un autor particularmente versátil (y el hecho de que en los últimos tiempos esté copiando y enmendando su obra más famosa en Next Dimension hace esta realidad más patente) pero aquí la cosa ya empezaba a tornarse cansina. Después de la saga de las doce casas llegó la aburrida batalla contra Poseidón, y cuando los inicios de la guerra con Hades parecían anunciar un mayor protagonismo de otros personajes (como los mentados caballeros dorados) el tránsito al infierno dantesco devolvió a los de siempre la batuta, premiando a la afición con una sucesión de aburridos enfrentamientos cortados por el patrón habitual. La historia se estira como goma vieja para rellenar episodios con tramas que no van a ninguna parte, mientras una parte de los defensores de Atenea hacen turismo por el más allá repartiendo alguna forma entre los abundantes servidores de Hades. La emoción de la segunda batalla por el Santuario deja paso el aburrimiento, el cual crece hasta dimensiones insospechadas al asistir al enfrentamiento con los dioses gemelos, los cuales no dejan de responder al modelo de enemigo de los caballeros: sádicos, más poderosos que todos los anteriores, con ideales oscuros como el humo de los puros y poseedores de una maldad de villano de opereta. Comparados con los intrigantes manipuladores que retrata Shiori Teshirogi en The lost canvas, es triste reconocer que la versión original de Hipnos y Tánatos da bastante pena. A estas alturas, la serie no es más que una sucesión de tópicos, de todos los tópicos que sufría la serie y que han ido en aumento hasta este decepcionante final. Con todo, esta serie sería tragable si, pese a todo lo anterior, se hubiera mantenido el nivel de calidad en la animación de sus primeros trece episodios. Desgraciadamente, si ya el capítulo del infierno ya empezaba a oler mal en este punto, este de los campos elíseos hiede como un coro de sobacos, con una gran profusión de primeros planos y planos fijos donde la animación parece limitarse a la boca. En ciertos momentos uno no sabe si está viendo, por ejemplo, a Seiya, Shun e Ikki o a Gazpacho, Mochilo y Pincho. Mas como de costumbre, lo mejor de lo peor llega al final, con unos penosísimos efectos especiales que podrían etiquetarse como de “borrador de la pizarra del colegio”. La historia no era gran cosa, la animación es para echarse a llorar, y solo se puede recomendar para quienes quieran tener toda la serie clásica en su poder, porque no vale ni el precio de los discos en los que está contenida. Resulta cuando menos sorprendente que, viendo la relativa buena salud con la que cuenta la franquicia (la adaptación de The lost canvas parece pospuesta sine die pero hace unos días vio la luz Saint Seiya Omega, una interesante continuación con unos diseños bastante feos) se haya perpetrado tamaño engendro. Reseña publicada originalmente en Zona Negativa el 9 de abril de 2022.
Enviado por lcapote a las 23:57 | 0 Comentarios | Enlace
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