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Paranoias constitucionales 7.3: Ceremonias, liturgias y otras bromas |
2007-11-25 |
Pero para quitar el mal sabor de boca que suponen los delirios dictatoriales de nuestro constitucionalista favorito, nada mejor que unas gotitas de humor fascisticular. Recordarán ustedes que, en mi humilde opinión, este tipo de personajes gustan de inventarse banderas, títulos, escudos y demás parafernalias, y de hecho, alguno de los “debates” entre don Antonio y sus compañeros de pachanga han girado en torno a los emblemas de la madre patria (que, pobrecita ella, se estará tirando de los pelos al haber parido a tanto espécimen inclasificable). Mas no contento con eso, el caballero se ha inventado un detalladísimo procedimiento de toma de posesión de la Presidencia que, como todo lo suyo, no tiene desperdicio:
Art. 120).- Del juramento especial ante el Pueblo del presidente.
Una vez elegido el presidente de la República, deberá prestar juramento especial ante los representantes del pueblo. Para ello se convocará, en el Distrito Federal de la República, a los representantes del pueblo, es decir, a todos los diputados de la A.N.L., al Senado en pleno, a los presidentes de las siete Repúblicas y a sus respectivos gobiernos, representantes sindicales, ayuntamientos de todo el territorio, representantes del clero de todas las religiones existentes en la República, invitados en general que quieran asistir de todas las islas y todos aquellos que quieran asistir a este acto público.
Ole y ole. ¡Tendremos fiesta! Y estamos todos invitados.
El día antes de la toma de posesión de su cargo, en una plaza pública de la capital del Distrito Federal, el presidente deberá prestar juramento ante todos los asistentes. Para ello, se montará una tarima especial a la vista de todos los asistentes y se le tomará juramento por el secretario de la A.N.L. en base a la fórmula y protocolo siguiente:
¡Qué grado de detalle! ¡Habrá una tarima! Podría aprovecharse después para que unos cuantos artistas, de probada y proba canariedad, amenicen el festejo.
a) Un ejemplar original firmado de la Constitución, con la firma de todos los que suscribieron el texto constitucional, deberá ser colocado dentro de un tubo de plata forjada junto a unos huesos de varias de las momias guanches existentes en los museos canarios, el cual deberá haber sido sellado con anterioridad en presencia de varios testigos ya que el juramento, según la tradición guanche, debe hacerse para que tenga validez, por los huesos de nuestros antepasados.
¡Qué puedo decirles! Sin palabras se queda uno ante esta mezcla de tradición mal entendida, ceremonial cutre y liturgia macabra. Para empezar, cansa ya bastante esa mención a los aborígenes que, serán más o menos antepasados de cada uno, pero no son los únicos de las personas que, a día de hoy, viven en el archipiélago. Para seguir, resulta patético el intento de combinar la toma de posesión en la presidencia con unos rituales pasados de fecha, mediante el mal uso de las momias guanches que, evidentemente, están en los museos para que aprendamos y comprendamos la Historia de las islas hasta el siglo quince, y no para ser maltratadas y puestas al servicio de un visionario con ínfulas de padre de la patria y sus bufonadas. Y por cierto, que mucha invocación a los aborígenes y mucha gaita (o bucio), pero ya me dirán ustedes qué pinta la plata forjada, que tal metal y sus hermanos no eran de uso de los primitivos pobladores de Canarias.
b) Una vez el nuevo presidente puesto en pie a la vista de todos los asistentes, se le tomará juramento en base a la siguiente fórmula: "¿Jura usted, ciudadano, o ciudadana, aspirante a ser presidente de la República Federal Canaria, por los huesos de nuestros antepasados, por la memoria de nuestros precursores en la lucha por la independencia que nos han precedido durante siglos en el sacrosanto combate por recuperar nuestros justos y legítimos derechos nacionales, jura por su honor solemnemente respetar la Constitución, defenderla, hacerla cumplir y considerarla como la Carta Magna de nuestro pueblo sin que nadie la modifique o incumpla?
Más racismo y xenofobia: invocaciones a la raza superior y única (lo cual lleva a pensar que los que no demostremos la proporción oportuna de genes aborígenes ya nos podemos ir preparando) y al “sacrosanto combate” –que ya sabemos que Canarias será neutral, pero la batalla será buena si la hacen los míos y mala si la hacen los otros- ignorando que no hay ninguna guerra justa, ni mucho menos, santa. A la hora de defender eso que quieren hacer pasar por constitución, don Antonio parece olvidarse de que introdujo en su fascistículo anterior algo que quiere pasar por procedimiento de reforma, por lo que sobraría eso de que “nadie pueda modificar la carta magna”.
"Sí , lo juro ante el pueblo canario aquí representado", deberá responder.
En ese momento, el señor secretario le pedirá que se incline y coloque el tubo sagrado donde se halla la Constitución y los huesos de nuestros antepasados, detrás de su cuello en memoria del ceremonial guanche y después lo mostrará al público asistente, haciendo entrega a continuación al secretario maestro de ceremonia que le ha tomado juramento, quien inmediatamente le designará ante todos los asistentes como el nuevo ciudadano/a presidente de la República Federal Canaria haciéndosele entrega del banot de mando de presidente.
¿Eso es todo? ¿Nada más? ¿Y cortar las palmas de las manos para que la sangre del nuevo tirano riegue y nutra la tierra capitalina? ¿Y un manto de piel de cabra o, ya puestos, una manta esperancera? ¿Y unas chácaras en oro y brillantes? ¡Qué quieren que les diga! Llegados a este punto, yo sólo puedo empezar a cantar aquello de “había una vez un circo…”.
Enviado por lcapote a las 17:14 | 0 Comentarios | Enlace
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