Nueva entrega de las recopilaciones de hilos que publico en las redes sociales. Hace algunos días tuve conocimiento del fallecimiento del actor británico Brian Murphy. La noticia de este deceso supuso para mí otro retorno a la infancia y a una de las primeras series televisivas del Reino Unido que vi: «Un hombre en casa». La serie contaba las andanzas de los habitantes de un piso compartido, dos chicas y un chico. Se llamaba -en su versión española- «Un hombre en casa» y planteaba la convivencia entre inquilinos de distinto sexo. Téngase en cuenta que hablamos de una producción ambientada en el Londres de hace cincuenta años, pero lo cierto es que la serie tuvo gran éxito y dio lugar a dos esquejes y a una adaptación al otro lado del charco: «Apartamento para tres» pero ésa es otra historia. Entre los secundarios de «Un hombre en casa» estaban los caseros del trío de arrendatarios, el matrimonio compuesto por Mildred y George Roper. Brian Murphy interpretaba a George, en tanto que el papel de su esposa le correspondió a Yootha Joyce. Los Roper se hicieron muy populares, tanto como la triada protagonista. Ella, mandona y obsesionada por ascender de categoría social; él, perezoso y orgulloso de su condición obrera. Homer Simpson antes de Homer Simpson, como opina mi colega de Zona Negativa Juan Luis Daza Fernández. Aquella popularidad les permitió tener su propia serie, «George & Mildred» (en la tele británica) y «Los Roper» (en la española). Al inicio de la misma el matrimonio se trasladaba a un barrio más pijo en el que ella quiere encajar en tanto que él no muestras ningún interés. La serie fue tan exitosa como aquélla de la que traía causa y tuvo hasta su propia versión cinematográfica. Sin embargo, en agosto de 1980 y antes del inicio del rodaje de su sexta temporada, Yootha Joyce moría víctima de un fallo hepático. Posteriormente se reveló que Joyce padecía de alcoholismo y que había llegado a consumir media botella de brandy al día durante diez años, para combatir su soledad. Ello no afectó a su desempeño profesional, de ahí que aquella noticia sorprendiera a quienes trabajaron con ella. Brian Murphy estuvo a su lado en el final y, según cuentan las crónicas, sufrió una depresión tras la muerte de su colega. Aquel matrimonio catódico tan mal avenido era en la realidad una pareja de amigos que se estimaban mucho. Murphy siguió trabajando medio siglo más, pero si bien no llegó a tener el reconocimiento o la popularidad que tuviera como George Roper, merece el recuerdo de un televidente agradecido, al igual que Yootha Joyce. Pista extra: mención especial para María Romero y Rafael de Penagos, los míticos actores de voz que dieron ídem al matrimonio en la versión española. Dobladores de primer nivel muy presentes en la tele de los setenta, ochenta y noventa.
Enviado por lcapote a las 09:34 | 0 Comentarios | Enlace
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