Hace unos meses llegó la noticia del fallecimiento del guionista estadounidense Peter David. Con su muerte fallecía uno de mis escritores de tebeos preferidos en el género de pijamas. Su salud era precaria desde hacía bastante tiempo. En 2013, creo recordar, tuvo un ictus y sus colegas se reunieron para hacer alguno de esos actos de beneficencia que se realizan para profesionales en situación similar. Las últimas nuevas venían de la mano de su esposa y no eran lo que se dice buenas: a la precariedad de la salud se unía la pérdida de la cobertura sanitaria. Algo que en España damos por hecho en Estados Unidos es un privilegio. Unos años antes George Pérez, otro artista del medio, fallecía víctima de un cáncer, optando al parecer por no seguir un tratamiento paliativo que hubiera dejado a sus familiares en la ruina. La situación de David es un capítulo más en la historia de una doble paradoja: la de artistas con dificultades tras haber creado conceptos con los que sus editoriales han hecho mucho dinero y la de la conversión de servicios básicos en negocios. El modelo de negocio editorial hace que cada vez más autores prefieran guardar sus mejores ideas para publicaciones donde puedan conservar la propiedad de aquéllas. El resultado es que las grandes empresas lleven años en una situación de crisis creativa, con algún brote verde. La consideración de que servicios como la educación o la sanidad no puedan ser cubiertos como lo que son y se acceda a ellas por un sistema de negocio con ánimo de lucro es una constante en un país que alberga dos extremos en muchos aspectos. En un pódcast dedicado a la memoria de Peter David alguien indicó que de haber estado en un país con nuestro modelo de sanidad quizá hubiera tenido más posibilidades de salvarse. Quizá fuera así, pero no habría tenido que preocuparse por la dimensión económica de su mal. La muerte de Peter David nos deja el legado de un buen puñado de tebeos sobresalientes y el recordatorio de que ciertas cosas que damos por hechas pueden ser más frágiles de lo que esperamos.
Enviado por lcapote a las 12:15 | 0 Comentarios | Enlace
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